Si hay algo que me pierde en otoño, son las castañas, creo que ya quedó patente cuando hasta las metí en la sopa, pero desde luego la forma reina es el marron glacé. Y con sus precios prohibitivos, cualquiera se da el capricho alegremente! Por eso desde el año pasado los hago en casa, que saben igual de deliciosos.
Su preparación no tiene grandes misterios, pero hay que armarse de paciencia para pelar las castañas porque éstas deben quedan enteras.
Ingredientes:
- 1kg de castañas peladas*
- 2 litros de agua
- 2 kg de azúcar
- 1 vaina de vanilla cortada longitudinalmente por la mitad
*Para pelar las castañas, escáldalas durante 1-2 minutos y luego retirar las dos pieles que las recubren.
Pon el agua, el azúcar y la vaina de vainilla en una cacerola y lleva a ebullición. Deja hervir 4-5 minutos y sumerge las castañas peladas. Lo mejor es ponerlas en una malla de cocción para evitar manipularlas a lo largo del proceso, aunque también puedes hacerlo sin malla y con mucho cuidado. Con las castañas dentro, hierve 5 minutos más. Aparta la cacerola del fuego y deja reposar 24 horas.
Al día siguiente, retira las castañas (por eso, si están en una malla será más fácil), lleva el almíbar a ebullición y al cabo de 5 minutos vuelve a sumergir las castañas. Deja cocer 5 minutos, retira del fuego y deja reposar 24 horas más.
Al día siguiente, repite la operación. Si quieres, puedes alargar el proceso 1 día más.
Irás viendo que las castañas cambian de aspecto, ya no parecerán cocidas sino confitadas.
Después de las últimas 24 horas de reposo, saca las castañas, ponlas sobre una bandeja cubierta de papel vegetal, nápalas con el almíbar y déjalas secar durante 8 horas.