En fin, dicha esta tontería y ya hablando sobre la receta, la verdad no soy muy fan de los tartar, y eso que adoro los carpaccio, pero éste que os presento hoy me encanta. Para mi gusto es un entrante perfecto para ocasiones especiales, porque se puede preparar con antelación, es fácil y gusta mucho.
En principio la gracia está en envolver el tartar en una lámina de salmón ahumado y servirlo sobre una cama de nata líquida, pero también se puede servir tal cual.
- 120 gr de salmón fresco
- 2 láminas de salmón ahumado
- 1 cucharadita de mayonesa
- 1 cucharadita de mostaza fuerte
- 1 cucharadita de eneldo seco
- 1 cucharada de aceite de oliva
- 1 chalota mediana
- 4-5 pepinillos en vinagre pequeños
- El zumo de 1 limón
- Sal
- Pimienta negra molida
- 3 cucharadas de nata líquida
Antes de nada, recuerda que el salmón, como todos los pescados, deben haber estado congelados al menos 48h antes de su consumo (por aquello del anisakis).
Una vez el salmón esté descongelado, procede a quitarle la piel y las espinas. Trocéalo muy pequeño y ponlo en un bol.
Añade la mostaza, la mayonesa, el eneldo, el aceite de oliva, el zumo de medio limón y la chalota y los pepinillos picados muy finos. Mezcla bien y refrigera 1 hora.
Para montar los paquetitos, extiende una lámina de salmón ahumado, deposita una cucharada de tartar en el centro, dobla las 4 puntas hacia el interior y dale la vuelta al paquete.
Para la salsa, mezcla la nata líquida con el resto de zumo de limón y salpimenta.
Sirve un par de cucharaditas de salsa y deposita el paquetito encima.