Ayer buscaba una receta de bizcocho que fuera esponjoso y no llevara ni mantequilla ni yogur, ya que no tenía suficiente en la nevera (los yogures vale, pero lo de la mantequilla no tiene perdón... ¡vaya despiste!)
En lugar de buscar en el buscador, lo hice directamente en Google Reader y así fue como llegué a esta receta que publicó Tengo un Horno y Sé Cómo Usarlo hace unos días. Me había pasado desapercibida y ayer me vino de perlas! Queda un bizcocho suave y sabroso con el que celebramos la castañada, ya que en casa no nos gustan los Panellets (bueno, un buen puñado de castañas asadas sí nos comimos!).
La autora de la receta original indica que la confitura de albaricoque no es opcional, pero como tampoco tenía, utilicé compota de manzana casera.
Ingredientes para el bizcocho:
- 150 gr de harina
- 1 huevo
- 1 sobre de levadura Royal
- 50 gr de azúcar
- 125 ml de leche
- 50 gr de aceite de oliva
Empieza blanqueando el huevo con el azúcar y bate bien hasta que la mezcla sea homogénea. Luego incorpora la harina tamizada por tandas.
Cuando la harina se haya integrado en la masa, ve añadiendo la leche y luego la levadura.
Por último, echa el aceite de oliva y vuelve a batir la mezcla bien.
Como decoración del bizcocho, puedes cubrirlo con láminas de manzana (antes de meterlo en el horno). Cuece a 180º durante 35-40 minutos.
Antes de desmoldar, deja que se enfríe un poco en el molde y luego sobre una rejilla.
Para servir, puedes repartir mermelada por encima, compota de manzana, chocolate deshecho o simplemente pintarlo con almíbar tpt (misma cantidad de azúcar que de agua) para que quede brillante.