No es ningún secreto que siento debilidad por la cocina francesa y que cada vez que pruebo una receta nueva es un festival para mis sentidos.
La última revelación ha sido este guiso de pollo: suave, cremoso e intenso. Un plato muy simple y lleno de matices. A veces en la sencillez está el éxito y los platos slow-cook son una buena muestra de ello.
Como para este tipo de cocina se necesitan buenas cacerolas, aprovecho para participar en el concurso que organiza Alfonso de Recetas de Rechupete, junto a Le Creuset.
De nuevo, y aún a riesgo de ser cansina, la receta es del libro Mastering the Art of French Cooking, de Julia Child.
Ingredientes para 4 raciones:
- 750 gr de pollo limpio y troceado
- 2 zanahorias
- 1 cebolla grande
- Mantequilla
- Sal
- Pimienta
- 2 cucharadas de harina
- Caldo de pollo
- 1 vaso de vino blanco
- Perejil
- Laurel
- Tomillo
- 2 yemas de huevo
- 2 cucharadas de nata líquida (mínimo 35% de materia grasa)
- Zumo de limón
- Nuez moscada
Pon el caldo de pollo a calentar.
Pela la cebolla y las zanahorias y córtalas (la cebolla en juliana y las zanahorias en rodajas). Rehógalas en una cacerola con un poco de mantequilla durante un par de minutos y reserva aparte.
Seca bien el pollo con papel de cocina y márcalo en la misma cacerola de antes, a fuego fuerte y en tandas pequeñas. Cuando el pollo empiece a estar dorado por todos los lados, baja el fuego, tapa la cacerola y déjalo unos 5 minutos.
Luego salpiméntalo y espolvoréalo con la harina. Deja un par de minutos más al fuego y aparta.
Añade el vaso de vino blanco a la cacerola, las hierbas (perejil, tomillo y laurel) y cubre con el caldo de pollo.
Deja que hierva lentamente durante 25-30 minutos.
Una vez el pollo esté tierno, retira todos los ingredientes sólidos y cuela la salsa. Ponla de nuevo en la cacerola y reduce a la mitad, con el fuego fuerte.
Mientras, bate la yema de huevo con la nata en un bol. Poco a poco ve añadiendo la salsa reducida al bol, sin dejar de batir. Cuando hayas integrado ambas salsas, añade unas gotas de zumo de limón y una pizca de nuez moscada.
Este plato puede acompañarse de champiñones y cebollitas francesas salteados.