Salmorejo

No sé vosotros, pero yo en verano lo paso fatal con los calores. Y eso que antes era muy friolera, pero después de casi tres años en Irlanda, donde el verano sólo existe en el calendario, el cuerpo se acostumbra a no pasar de los 15ºC de temperatura. ¡Digo yo que será eso, porque si no, no me explico el cambio!

Así que estoy fastidiada. Mientras la mayoría de amigos/as disfrutan de las terracitas, la playa, la piscina y todo lo que el verano conlleva, yo me recluyo en casa de 11 de la mañana a 7 de la tarde (imposible salir a la calle en ese horario y no achicharrarse). Intento ser positiva, ¿eh? El verano tendrá sus cosas buenas digo yo, pero prefiero mil veces antes la primavera y el otoño, incluso el invierno...

Entre las cosas positivas está este plato. Tanto el salmorejo como el gazpacho me pirran y como son tan estacionales (porque a ver a quién le sale un salmorejo rico con sucedáneos de tomates de invierno...) aprovecho estos meses para ponerme las botas, a la par que como algo refrescante.



Ya se sabe que versiones del salmorejo hay tantas como familias que lo preparan, yo os dejo mi particular versión.

Los posibles acompañamientos también son múltiples: huevo duro, jamón serrano picado, tiras de bacalao... A mí lo que más me gusta es con atún.

Ingredientes para 2 raciones:
- 1/2 kg de tomates rojos (importante que estén maduros y sean de buena calidad)
- 100 gr de pan duro
- 75 gr de aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Vinagre
- 1 diente de ajo

Deja el pan en remojo durante al menos media hora.

Pela los tomates, quítales el corazón y córtalos a trozos.

Pela el ajo.

Junta estos tres ingredientes, más el aceite y un poco de sal y vinagre (estos dos últimos al gusto, ve poniendo poco a poco y rectificando) en el vaso de la batidora y bate hasta que tengas una crema bien emulsionada.

Refrigera hasta el momento de servir y añade el acompañamiento que quieras.