Pequeños y delicados, estos tomates son tan aromáticos que añadidos a un simple plato de pasta ya cambian totalmente el resultado final.
Los comprados no me convencen (para un apuro vale, pero no me matan) y por eso, ahora que estamos en plena época de tomates, no desaprovecho la oportunidad de hacerlos en casa. Son muy fáciles de preparar y se conservan fenomenalmente en aceite.
Ingredientes:
- Tomates (yo he utilizado tomates perla)
- Aceite de oliva
- Sal
- Hierbas provenzales secas
Precalienta el horno a 150ºC.
Lava bien los tomates, córtalos por la mitad y déjalos escurrir boca abajo sobre papel de cocina durante media hora.
En un bol mezcla aceite de oliva, sal y las hierbas provenzales.
Retira las pepitas de los tomates y ponlos en el bol. Mezcla bien para que todos ellos se impregnen de aceite y ponlos, esta vez boca arriba, sobre una fuente de horno.
Hornea durante 2 horas a 130ºC (ten en cuenta que si utilizas tomates más grandes, puedes necesitar más tiempo, basta con que los vigiles de vez en cuando y los saques cuando veas que ya tienen la textura adecuada).
Deja enfriar y luego consérvalos en un recipiente bien cubiertos de aceite.